Miro a mí alrededor, de nuevo solo oscuridad. Espero con ansiedad
la llegada del oráculo, avisándome una nueva profecía o advirtiéndome de algo,
sin embargo, no aparece. Comienzo a sentir frío.
Una poderosa luz rosada ilumina todo cuanto me rodea. La
oscuridad se torna más visible. Las negras siluetas se convierten en poderosas
montañas cubiertas por un manto de vaho y nieve. Algo más abajo veo un
bosquecillo poblado de abetos de agujas blancas. Todo iluminado por ese cálido
tono fresado del cual desconozco su
procedencia.
Todo está quieto, sumido en la calma y el silencio de la
noche. Alzo la mirada. Sobre mí se haya la aurora boreal, hermosa y brillante.
No pienso, no me pregunto si estoy soñando, aunque lo doy por hecho. No creo
haber viajado realmente hasta Groenlandia, o Canadá, o donde quiera que se vea la
aurora. No me fijo en el hecho de que todo está envuelto en niebla y cubierto
de nieve, pese a que estemos en septiembre. No me planteo nada de esto. Solo me
siento perdida, insignificante, bajo los tonos violetas que me iluminan, ahora,
desde lo alto.
Pero ese no es el color que me ha tranquilizado, no es
igual. Intento averiguar el paradero de la lucecilla rosa, más no lo hayo. Entonces
lo oigo. Es como un susurro, apenas audible.
Siento como vuelo hacia esa voz, atraída, como las polillas
hacia la luz. Creo que camino, que corro, pero no es cierto. Mis pies no tocan
el suelo, mis manos no rozan los obstáculos del camino, mi piel no siente el
frio de la nieve. Veo el suelo muy abajo, pero siento en mi rostro la brisa del
cielo, tan cercano y tan lejano a la vez. Tan concreto y tan abstracto, tan…
¿Irreal?
La luz brota de nuevo, pero esta vez conozco a la perfección
su procedencia. Me giro con calma, temiendo romper alguna de las partes de este
equilibrio perfecto. Ahí están, como tejidas con seda y pétalos de rosa, unas
enormes alas plumadas. Respiro hondo. Contemplo las palmas de mis manos,
semitransparentes.
De nuevo la voz, más fuerte y clara, esta vez. Me volteo.
Como un sueño, un espíritu, una ilusión, un cuerpo asciende can calma hasta
donde estoy yo. Observo mi preciado son, mis alas, que resplandecen con más
fuerza. La voz se transforma en llanto. El cuerpo sin vida abre sus ojos,
empañados de lágrimas. Tengo miedo, no sé cómo reaccionar. Me quedo paralizada.
El muchacho asciende sin alas, guiado por la luz de las mías, con una mirada
llena de súplica.
Siento la necesidad de protegerlo, de cuidarlo. Se detiene,
perdido, anheloso. Siento el deseo de gritar, de llamar su atención, de demostrarle
que no está solo, que sigo aquí. Sin embargo, algo hace que me mantenga quieta,
con la cabeza alta, calmada. Desprendo, con suavidad una de las plumas que
componen mis alas, y la dejo caer, guiada por el viento, hasta las manos del
muchacho. Alza la cabeza. Sonrió, con dulzura, como lo hacen las madres para
reconfortar a sus hijos. Entonces soy yo la que desciendo, envolviéndolo con
mis brazos y mis alas. Lo siento como una expiración, un contacto irreal, cómo
el viento, pero al mismo tiempo como si lo tocara de verdad. El miedo se
desvanece por completo.
-Estaré contigo…
Es lo último que escucho. Cómo cuando hablé con el oráculo, digo lo que pienso sin necesidad de
articular palabras.
Me siento explotar. Veo el tiempo y el espacio pasando a
través de mí. Veo a Diego alejarse, sin
poder hacer nada, sujetando con fuerza la última pluma de mis alas, que
se esfuman como sueños. Veo perdido mi pasado, mi presente y mi futuro, me
razón para vivir. Ese nombre permanece unos segundos en mi mente. Diego ¿Cómo
conozco su nombre? No lo comprendo. Tengo pocos segundos para reaccionar,
pronto todo se desvanece.
Abro
los ojos. Sobre mí solo veo el blanco techo de la habitación de mi cuarto.
Me encanta !!
ResponderEliminarTe sigo (L)
http://porelhuecodeunalfiler23.blogspot.com/
Gracias Ariadna, ahoa visito tu blog!! :)
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarSolo quería decirte que si realmente gusta y te apasiona la escritura, no especifiques durante todo el relato lo que el personaje piensa o lo que ocurre, ya que un escritor deja que el lector interprete y lleva por los lugares qué el escritor quiere, le manipula, tú solo informas.
Espero que no te lo tomes a mal, es un consejo.
Hola,escribo para decirte que me encanta como lo haces.Este capitulo es envolvente,conmovedor.Te deja con ganas de seguir leyendo.Felicidades
EliminarNo te preocupes, gracias por el consejo, intentaré seguir tu idea, pero creo que me costará un poco, porque yo, personalmente, siempre tiendo a especificar en todo momento. Aun así, lo entiendo perfectamente e intentaré corregirme, gracias por tu aportación.
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